Mamás dedicadas, esposas amorosas, trabajadoras competentes, administradoras del hogar, femeninas y saludables; la sociedad actual reclama que las mujeres sean “súper mamás”. No es nada fácil.
No hace falta explicar que formar un hogar, construir una familia, educar a los hijos, constituir un buen matrimonio y hacer que la vida funcione, es una tarea de titanes. Y si al panorama le sumamos la responsabilidad de cumplir en un ambiente laboral demandante y exigente, el escenario se complica aún más.
Las siguientes son algunas claves para lograr equilibrio entre todas estas tareas:
- Rescatar el verdadero significado del ser femenino
Muchas mujeres van por el 10 en todos los terrenos, generando la utopía de la superwoman, dentro de una sociedad en la que el consumismo se estimula constantemente planteando la felicidad como sinónimo de tener.
Esta manera de ver la vida está llevando a que muchas mujeres se sientan agobiadas y pierdan de vista cuál es realmente la meta y cuáles son los mejores medios para llegar a ella.
La invitación es a pensar en que si logramos equilibrar los distintos aspectos de nuestra vida; si nuestros amores, aspiraciones personales, sueños, etc. apuntan hacia el horizonte a donde queremos ir.
La mujer es y será siempre el eje humanizador de la familia, en torno al cual se estructura la sociedad. Asumir, juntamente con el hombre, la responsabilidad común por el destino de la humanidad es el gran cometido que le espera cada día.
- Trabajo y familia. Primero lo primero
Evitar llevar trabajo para la casa, aprender a decir “no” ante tantos compromisos que se presentan, evitar trabajar los fines de semana, cumplir el horario de llegada como de salida… Son algunas medidas que requieren firmeza y decisión pero que buscan proteger los espacios personales; el tiempo de la familia no debe ser negociable.
Los mayores enemigos de las madres modernas, son el cansancio y el estrés del trabajo, los cuales pueden producir mal humor, provocando así poca disposición para compartir su tiempo con el esposo y los hijos. Si esto sucede, será conveniente plantearse la forma de asumir el trabajo y buscar soluciones al respecto.
Al llegar a casa, es importante estar de “cuerpo y alma” para asumir el rol de madre y esposa, aunque muchas veces no es fácil pues se ha tenido una dura jornada laboral, pero está en juego la mayor motivación que toda mujer puede tener: la familia.
- Tareas compartidas
Las condiciones actuales han ido transformando también la labor del padre en el hogar, el cual es cada vez más activo e involucrado en la dinámica familiar. Cuando las esposas ven que sus maridos se preocupan por compartir con ellas el “trabajo pesado”, les están demostrando que las aman.
De otro lado, la mujer debe aprender a delegar ciertas tareas en otras personas, como los abuelos, familiares, amigos o una ayuda en el servicio doméstico si es posible.
- La realización de la mujer
Lucrecia Rego de Planas, Directora de Catholic.net habla de la verdadera realización de la mujer, puesto que se ha observado que tanto la mujer que trabaja como la que se queda en casa con los hijos, están insatisfechas. Lo expresa de la siguiente manera:
“La mujer plenamente realizada no es aquella que obtiene grandes éxitos profesionales a costa del descuido de su familia. Tampoco aquella que se queda en casa de una manera egoísta, cómoda e insatisfecha. La mujer que se siente realizada, es la que ama y se siente amada, la que se entrega de manera plena, a su marido, a sus hijos y a la sociedad.
(…) El secreto está en hacerlo por amor y no por egoísmo, por compartir lo mucho que se ha recibido con el mundo y no por querer ocupar un lugar exitoso. Los hijos se darán perfecta cuenta de las intenciones de su mamá. Así como aborrecerán a una madre egoísta que los abandona sólo por buscar su propia satisfacción, la admirarán en cambio, si saben que los deja un rato por ir a hacer el bien en un mundo urgido de su sabiduría, ternura y cariño.”
- Regalarse tiempo
Tantos frentes de trabajo pueden afectar el desempeño como madre, esposa y trabajadora. La mujer necesita tener un espacio privado para hacer lo que más le gusta, lo que la recarga de energía y la encuentra con ella misma. Regularmente, debe darse ese tiempo, ya sea reunirse con sus amigas, hacer deporte, dormir, etc.... Estos espacios son fundamentales, pues la hacen encontrar nuevamente con su esencia femenina y le proporciona el descanso mental que tanto necesita. La estabilidad emocional de la madre repercute directamente en el bienestar de toda la familia.
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